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Otra particularidad de este museo es que sus habitantes fueron músicos dedicados a promover el arte y la cultura; Don Guillermo Quevedo fue el creador del himno de la ciudad y durante muchos años director de la banda municipal, su tío Julio Quevedo Arvelo fue el profesor de piano de las hijas del General Santander (héroe de la Independencia), su hermana Conchita fue profesora de música de cientos de personas y su hermana Blanca además de la música se dedicó a la pintura y a la cocina.
Todos ellos están presentes en cada rincón con sus objetos, sus espacios, sus gustos, etcétera. Es conmovedor ver sus pertenencias más preciadas, algunas exhibidas dentro de su propia escenografía, en sus habitaciones, en sus muebles y otras cuidadosamente colocadas en vitrinas.
Hay objetos provenientes de otros lugares, como el tintero que perteneció a Josefina Bonaparte, vajillas importadas, máquinas de coser...en fin, testigos de varias épocas y circunstancias.

La vida tranquila y sosegada se respira en toda la casa, así como la dificultad de los medios disponibles en la época y desde luego, la música; pero no vale la pena seguir describiendo un lugar que hay que visitar, realmente es recomendable ir y dejarse llevar.